Art Critique



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 Miércoles 14 de noviembre de 2012

La huelga y el placer

 01:16


Carles Recio

Carles Recio

Hoy ha sido convocada huelga general. Seguramente una amplia mayoría social está de acuerdo con la oposición al desmantelamiento del Estado del bienestar, pero la verdad es que el camino de la huelga es algo espinoso. Si con el poco trabajo que hay a cualquiera le ofrecen una pequeña chapuza para hoy, le resultará difícil renunciar. Los funcionarios, ya sin paga extra para dentro de unos días, si la secundan verán restada esta jornada en sus emolumentos. El pequeño comercio no puede perder días de venta. Metiéndome donde me llaman advertiría que los sindicatos parecen estancados en propuestas antiguas. Debería protestarse de otra manera, por ejemplo estando en los puestos de trabajo más horas de lo habitual –ahora que ciertas administraciones no tienen ni para pagar la luz- o abriendo los establecimientos hasta horas insólitas, lo que daría a la iniciativa un tinte hasta de fiesta. Habría que transformar el concepto de huelga para permitir que más trabajadores pudieran respaldarlo, dicho sea con todos los respetos.
Pero vamos a lo que vamos, la industria del placer. ¿Es posible una huelga en este sector? Si en todas las ramas económicas el ejercicio de la huelga es problemático, por los múltiples inconvenientes que conlleva, en esta rama que es toda ella un inconveniente, la propuesta parece kafkiana. Circula por la red una noticia según la cual las prostitutas madrileñas se habrían puesto en huelga en el mes de abril para exigir a los banqueros que abran líneas de crédito a los autónomos y las pymes. Este posible bulo fue publicado en el londinense The Daily Mail por el periodista Lee Moran, y luego transcrito por prensa española. Una intrépida meretriz, Lucia C.P., habría sido la líder de esta campaña contra la especulación bancaria.
Por las mismas fechas unas profesionales de Bolivia sí habrían asumido una posición huelguística en la ciudad de El Alto. Unas disposiciones del presidente Evo Morales habían alargado los horarios de los médicos y las habían dejado fuera de las revisiones sanitarias gratuitas. Parece ser que aquí sí fue verdad, pues dos mujeres y un hombre llegaron a coserse los labios como expresión de repudio. La legislación restrictiva de Corea de Sur habría motivado una gran manifestación de izas en Seul, todas con las caras tapadas, para exigir reconocimiento de sus derechos. En resumen, el ejemplo de Lisístrata planea sobre el mundo actual. La huelga del trabajo sexual sería posible si el placer fuera reconocido como una actividad laboral y nos tomáramos las cosas con más realismo. En un día como hoy, en que pivotamos entre el rechazo y la impotencia, también ellas tendrían su lugar en la protesta. Pero el secretismo y la hipocresía marcan la pauta.
Al respecto hay una exposición de pinturas muy interesante de Natasha Russo en el Sporting Club de Russafa. La pintora coloca a un lado lienzos amplios y grandes con retratos sin artificios, y enfrente, encajonados en marcos al estilo de las ventanas que dibujan los ordenadores, caras ocultas tras adornos y materiales que ocultan nuestra propia identidad. He aquí un espejo de la sociedad de estos momentos, y un reflejo de lo que puede suceder hoy: Casi todos de acuerdo con la huelga pero casi todos también con miedo o prevención a seguirla.




PERIÓDICO EL MUNDO 






AYUNTAMIENTO DE VALENCIA





http://www.valencia.es/valencia/noticias/NOTICIA_017112?lang=1&seccion=5&nivel=5_2_4&temId=4


http://www.escaparatevalenciano.es/node/193




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La semana del Arte de Marina d’Or se adentra en su recta final ( El Periódico Mediterraneo - 17/09/2011 )

Una vez de regreso, y mientras preparo la crónica, os dejo esta noticia de hoy, aparecida en el periódico del Mediterráneo:

La Semana del Arte de Marina d’Or cierra con gran éxito ( El Periódico Mediterraneo - 19/09/2011 )








El alma es el espejo de un universo indestructible – Gotfried  Wilhelm von  Leibniz

Toda la tierra esta al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada el universo -  Demócrito de Abdera

El hombre es un pedazo del universo hecho vida – Ralf Waldo Emerson


Estar frente a la obra de Natasha Russo, conocerla a ella y luego sentarme a escribir  sobre su pintura me provoca tal torrente de ideas, de sentimientos que se agolpan desbocados en mi mente, que para no dejarme arrastrar  por la intensa emoción que la admiración por su obra me produce y construir unos párrafos ordenados, debo respirar hondo, alejar mis dedos del teclado y volver a empezar, a recrear en mi mente las líneas, los colores, los trazos que delimitan los contornos de una obra profunda y atrayente.

Después volveré al mundo de las emociones, al que realmente pertenece las creaciones de Natasha Russo,e intentaré trasmitir a quien lea estas líneas, lo que yo siento, lo que cualquiera sentiría, al contemplar de cerca sus pinturas.

Para calmar mi pasión comenzaré por el análisis formal y estilístico de esta obra plasmada en su mayoría en lienzos de grandes dimensiones, en la que las figuras se muestran casi a tamaño natural.

Puesto a clasificar, lo que es connatural al realizar un comentario artístico, la obra de esta creadora se encuadra fácilmente en el expresionismo más puro. Ella no desentonaría atravesando el puente de entre eras a lomos de un expresivo caballo azul, pues su estilo nos remonta a esos dos movimientos de vanguardia como fueron Die Brüke y Der Blaue Reiter, allá por los primeros años del XX. A mi entender comparte con estos movimientos varios aspectos.
Por un lado la época. Aquel periodo de entreguerras, la misma segunda guerra mundial y las posguerra, conformaron un mundo en crisis,  económica, social y de ideas, una época de ensayos, de esperanza y de decepciones. Tal es la nuestra, aunque por desgracia la vivamos con menos intensidad existencial.
También comparte la denuncia social implícita en su obra. Puesto que los cuadros de Russo son en sí mismos una estampa ácida y sarcástica de la sociedad, la pretérita, la actual y quizás la futura. Sobre este tema tan extenso volveré más adelante.
Otro punto de conexión con aquellos luchadores de las vanguardias expresionistas es el uso de la forma y del color. Incluso la reivindicación de la hermosura que se esconde tras lo grotesco, como si esta fuera una máscara que no se levantara sino para que los escogidos puedan ver la hermosa realidad que se oculta tras el antifaz.
Colores y formas espontáneas, brutales, apasionadas. Líneas y sobre todo curvas que se deslizan a veces de forma suave, otras abruptamente sobre la superficie del lienzo.
Como en las obras de los movimientos referenciados, las escenas plasmadas por Natasha Russo, están plagadas de símbolos que se repiten como invocaciones, como letanías que invocan a los espíritus que alientan su creación.
Las referencias simbólicas en esta obra tan singular, están a veces insultantemente visibles, descaradamente claras a los ojos del menos observador. Pero otras veces se encuentran encriptadas, sólo visibles y entendibles para los iniciados o para aquellos que  insisten en recrear la vista una y otra vez por ese laberinto pasional de formas en busca del tesoro emocional que esconde el centro de ese dédalo plástico.
Eso si, un consejo, para apreciar la obra de Russo hay que verla una y otra vez porque a cada nuevo vistazo se descubren nuevos detalles, nuevos contenidos, nuevos placeres ocultos.

Según mis dedos  bailan frenéticos y rápidos  sobre las teclas, mi pensamiento comienza a divagar, atraído irremediablemente por el impacto emocional de la obra que intento describir y eso me aleja del análisis formal que pretendía desarrollar y que en este punto retomo.

Siguiendo con el tema expresionista, ella al igual que lo hicieran Kokoschka, Kandinsky, Macke, Kirchner, Nolde y sobre todo Ensor, Munch, Max Beckmann o Grosz,  Russo carga su obra de expresión y sentimiento, intentando derrocar un mundo que no le gusta y del que saca todo lo que de podrido tiene, para crear un universo nuevo, quizás siguiendo en parte la máxima anarquista de que para construir es necesario destruir primero.
Ella, también al igual que los citados y tantos otros,  resalta la cara oculta de la sociedad actual, la alineación, las falsas apariencias, la hipocresía, la desesperanza, el aislamiento, la masificación …)

Munch en su obra “El grito” manifiesta su deseo de liberarse de sus miedos, de sus demonios. Russo en sus lienzo ejercita el mismo ritual, muestra seres demoníacos, infrahumanos, adornados con símbolos que rememoran la crueldad, el fanatismo, la intransigencia, la falta de libertad, la opresión, todo aquello contra lo que ella, como persona lucha.

En los párrafos anteriores he comenzado un acercamiento a su temática. En cuanto a la forma, se recrea en lo mórbido, lo oscuro, a veces rayando en lo tenebroso. Impacta el contraste entre unos rojos fuertes, brutales, como un estallido sangriento, como esa explosión que destruya todo lo que de malo es denunciable en su obra, acompañando este color del negro. El negro es lo oscuro, lo insoldable, lo indefinible. Pero también es la autoridad, la confirmación de un carácter decidido. Y entre ellos el blanco, intrépido, adalid de la luz que vence a la oscuridad.